Faja de las Flores

la ruta más espectacular de los Pirineos

Recorre las alturas del valle de Ordesa por un camino de vértigo

La Faja de las Flores es el recorrido que permite ver Ordesa desde las alturas. Uno de los recorridos más clásicos del valle y de todo el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

De lo que no hay duda, es que es la ruta más aérea de todas tanto por sus panorámicas sobre el valle, ya que está a 2.400m de altura, como por su variado itinerario que nos lleva por bosques en su parte baja para pasar a praderas alpinas y al escarpado paso de la propia faja.  No hay que olvidar los pasos de clavijas por Salarons en el ascenso y Cotatuero en el descenso, que técnicamente le suman un plus a esta ruta.

LA REINA DE LAS FAJAS CON GUÍAS DEL PIRINEO

ALTA
8 H
DESDE 83€

MEJOR ÉPOCA

DE JUNIO A OCTUBRE

RATIO

6 PERSONAS / GUÍA

EXPERIENCIA PREVIA

DIFICULTAD TÉCNICA

NIVEL FÍSICO

ESTÉTICA-BELLEZA

EMOCIÓN-ADRENALINA

ENVERGADURA-COMPROMISO

Desde el fondo del valle solo vemos una pequeña grieta que cruza la inmensidad de la pared, pero la Faja de las Flores tiene una longitud aproximada de 3 Km y una anchura de hasta 4 m.  Su formación se debe a la alternancia de materiales duros y blandos en la “arenisca de Marboré”, que por su erosión desigual, genera un mayor desgaste de los materiales blandos, que ha dado lugar estas impresionantes cornisas rocosas. 

Su bucólico nombre es engañoso, puesto que puede evocarnos un bonito sendero entre las flores, como quien pasea por un campo en primavera. Pero, la realidad es que se trata de un recorrido exigente físicamente, puesto que el desnivel es de algo más de 1.000m y la dificultad técnica de algunos pasos no es para principiantes. Es más probable que reciba su nombre por la abundancia de flores de nieve o Edelweiss, sobre todo en la zona de Cotatuero. 

El recorrido se inicia en la Pradera de Ordesa donde nos tendremos que dirigir a la Casa de Olivan, antiguo refugio de cazadores para tomar el sendero que nos lleva al Circo de Carriata, Faja Racón y Tozal del Mallo.  El itinerario asciende rápidamente por un bosque de hayas y abetos hasta llegar a los prados. A medida que la vegetación va desapareciendo se va haciendo visible el Tozal del Mallo, que desde esta perspectiva parece inexpugnable. 

Para seguir ascendiendo tenemos dos opciones, o bien tomar el camino que asciende gracias a la ayuda de las clavijas de Salarons, con un primer tramo muy fácil y un segundo un poco más vertical. O bien podemos tomar el camino hacia la Fajeta para evitar las clavijas, que no deja de ser técnico puesto que el sendero tiene tramos bastantes aéreos. 

Una vez superado este tramo seguiremos ascendiendo por un prado empinado para llegar a una canal que nos lleva a la repisa de entrada a la Faja de las Flores. El recorrido por la faja es fácil y con vistas espectaculares al Circo de Cotatuero y picos Marboré, Cilindro, Monte Perdido y Añisclo al fondo. Pero no conviene despistarse puesto que una caída tendría fatales consecuencias. No obstante en la mayor parte de su recorrido es amplia e incluso tenemos que pasar tras un bloque empotrado en mitad de la faja. 

En su tramo final la faja se estrecha un poco y el sendero se inclina, por lo que hay que prestar más atención. Es una tarea difícil puesto que no podemos dejar de mirar alrededor para ver la Brecha de Rolánd, Gabietos, Taillón, las Tres Sorores, el Casco, la Torre y el espectacular valle de Ordesa a nuestros pies. Además es una zona ideal para ver marmotas, manadas de sarrios y el preciado Edelweiss.

La bajada la iniciaremos por una barranquera con destrepes fáciles y cruzando varios rellanos herbosos hasta llegar al umbral del circo de  Cotatuero para enfrentarnos al paso más técnico, las clavijas de Cotatuero. Se trata de la zona más abrupta pero no podemos olvidar la espectacular cascada de Cotatuero que queda justo a nuestra izquierda. El paso consta de 33 clavijas de hierro hincadas en la roca  y un cable que nos permiten atravesar dos tramos horizontales con una pequeña pendiente entre ellos para llegar a una chimenea horizontal de unos 12 metros. Puedes consultar la curiosa historia de estas clavijas al final del texto, donde te contamos quien las encargó y porqué, quien las fabricó y las instaló, porqué su promotor no las llegó a cruzar nunca y quienes las inauguraron. 

Desde este punto, la bajada sigue por el bosque, pasando de largo los accesos a las Fajas Racón y Canarellos  y las  paredes Fraucata y Gallinero hasta llegar al transitado sendero que lleva a la Cola de Caballo y que en nuestro caso nos devolverá a la Pradera de Ordesa.

PARA SABER MÁS...

LAS CLAVIJAS DE COTATUERO Y CELIA, EL ÚLTIMO BUCARDO.

EL ULTIMO BUCARDO

 

Poco sabemos sobre las clavijas de Salarons, más allá de que se instalaron en 1921 para facilitar el acceso al circo de Salarons. En cambio, ha trascendido mucha información sobre la historia de las clavijas de Cotatuero. 

Su fecha de instalación fue en 1881 y el motivo fue que en el valle de ordesa se refugiaban las últimas cabras pirenaicas también conocidas como bucardos, que generaban un gran interés cinegético. Es por ello que acudieron muchos tiradores como Victor Brooke, Henry Halford o el Conde de Potocki, pero fue el ingés afincado en Pau, Edward Buxton, quien promocionó su fabricación puesto que prefería este itinerario para llegar a Gavarnie por la Brecha de Roland. Buxton encargó al herrero de Torla, Bartolomé Lafuente, la instalación de estas 33 clavijas, que colocó él mismo junto con la ayuda de su vecino de Torla, pescador de truchas, Miguel Bringola. El coste de este trabajo fue de 250 pesetas, que no resultaba un gran gasto puesto que Buxton venía desde Pau con 13 porteadores y los guías franceses Célestin y Antoine y un buen número de españoles que les ayudaban en las batidas. Además de pagar 350 francos anuales  a los consejeros del pueblo de Torla para obtener los derechos de la caza del valle de Ordesa. 

No obstante, Edward Buxton nunca llegó a utilizar las clavijas, pues tuvo que regresar a Inglaterra por la delicada salud de su hijo. El itinerario lo inauguraron Tissandier y el guía Pujo el 14 de Julio de 1892. El 12 de Julio de 1903, fueron utilizadas por los Cadier y el 26 de Septiembre de 1909 también Lucien Briet, quien dijo que “era una escalera inmutable y sólida, apropiada para loros…). No fue la única opinión desfavorable puesto que Henry Russell las criticó duramente porque, en su opinión, se había destrozado la montaña. 

No podemos dejar de preguntarnos si merecía tanto la pena, ya no solo crear este paso para superar la entrada del circo de Cotatuero, sino pasar frío, enfrentarse a los peligrosas avalanchas y recorrer tantos kilómetros para cazar los bucardos. 

Actualmente los bucardos están extinguidos, pero lo cierto es que pasaron desapercibidos durante mucho tiempo. En 1767 ya se nombraba al bucardo en un relato de Guillaume de Malesherbes que contaba la desaparición de la cabra pirenaica de Luchon, en la vertiente francesa del Pirineo y su presencia más habitual en la parte española, en concreto en los montes de San Juan de Plan donde era más habitual verlo, debido a la menor presencia humana. 

No obstante, no fue hasta el 9 de Enero de 1837, cuando Heinrich Rudolf Schinz, profesor de Historia Natural en la universidad de Zurich, presentó al bucardo, o como lo llamaron en su momento cabra pirenaica, como una especie diferenciada de Ibex alpino, sobre todo por las diferencias en sus cuernos, barba y coloración del vientre y línea dorsal. Resulta curioso, ya que Schinz nunca pisó los Pirineos, sino que llegó a esta conclusión por una carta que le envió en 1935 Friedrich Brunch, notario de Mainz, Alemania, dueño de una gran colección de aves y animales silvestres, que se hizo con varios especímenes disecados y pudo apreciar las diferencias evidentes con el Ibex alpino. Además Schinz también recibió la piel de un bucardo de Monquin Tandon de Toulouse que le permitió observar las diferencias de coloración. Con toda esta información y sin llegar a ver un bucardo vivo, Schinz dio a conocer oficialmente el bucardo en toda Europa, lo que suscitó el gran interés por su observación y caza. 

La población de bucardo no era muy extensa y la ansiada caza de este nuevo espécimen no ayudo a su conservación. Hay datos de 77 ejemplares cazados, pero sin duda, hubo muchos más y paso a ser un animal condenado a la extinción. En 1913 se prohibió la caza del bucardo, pero la población era tan pequeña que nunca se recuperó. En 1993 se aprobó el plan de recuperación del bucardo, cuando solo quedaban 10 ejemplares y 3 años después ya solo quedaban 4. 

La última bucarda fue Celia, también conocida como Laña, una hembra estéril de 13 años y 53Kg. Desgraciadamente  el 6 de Enero del 2000 Celia murió de forma trágica al ser golpeada por un abeto en una avalancha en la Faja de Pelay. Por suerte se consiguió capturarla para extraer su material genético con la esperanza de clonarlo en un futuro. Se consiguió que una cabra pariera una copia exacta de Celia, pero murió al poco de nacer por problemas respiratorios. En 2014 se volvió a intentar la fecundación in vitro de varias cabras pero todas sufrieron abortos. Es posible que en un futuro se vuelva a intentar, pero solo se obtuvo el material genético de una hembra por lo que habría que cruzarla con un macho de cabra montesa perdiéndose para siempre la pureza de la especie. 

El cadáver de Celia fue trasladado a la Facultad Veterinaria de Zaragoza donde un equipo de 10 personas documentó hasta el último detalle de su cuerpo. Después se trasladó a León para seguir con los estudios y finalmente fue disecada. Durante 10 años estuvo en el taller de taxidermia de los Casapié en Zaragoza que se encargaron de su conservación y desde finales de 2012 puede verse en el centro de visitantes de Torla. 

Es posible que Edward Buxton, en su ansia por cazar al bucardo (cazó solamente 4 especímenes), contribuyera con la instalación de las clavijas de Cotatuero a acelerar la extinción de la especie. Su preocupación por el deterioro de la naturaleza y sus esfuerzos por salvar el Epping Forest, uno de los bosques milenarios de Inglaterra y las continuas críticas a como afectaba la acción del hombre al valle de Ordesa con la tala indiscriminada de sus espectaculares hayas, nos hace pensar, que quizá, de saber cómo colaboró su peculiar proyecto al devenir del bucardo, es posible que hubiése mantenido este paso virgen y oculto a los buscadores del ansiado trofeo. 

Fuentes: Desnivel. Heraldo. El Periodico de Aragón. Kees Woutersen, 2012, El Buscador de los Pirineos. Kees Woutersen Publicaciones.

TARIFAS

Desde 83€ persona

Tarifas por persona para un grupo de 4 personas. Otras opciones consultar.

INCLUYE

– Guía de media montaña
– Seguro RC y Accidentes
– Arnés, casco y cabo de anclaje

NO INCLUYE

– Transporte
– Autobús desde Torla a la PraderA de Ordesa

– Comida
– Alojamiento
– Material Personal

REQUISITOS

Condición física normal, sin lesiones, dolencias o enfermedades que impidan la progresión normal por pistas y senderos con inclinaciones variables según la dificultad de la ruta. 

MATERIAL NECESARIO

Calzado de montaña, chaqueta para el viento y la lluvia, gorra, gafas y crema solar, mochila de 20l, agua y comida. En otoño ropa de abrigo adecuada, guantes y gorro.  

¡RECORRE CON NOSOTROS LOS MEJORES SENDEROS DEL PIRINEO!